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martes, mayo 13, 2025

5 errores legales comunes al alquilar una vivienda

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Paula Roizo
Paula Roizo
Paula Roizo es una abogada especializada en derecho civil y mercantil con más de 10 años de experiencia en el campo. Su enfoque en el análisis de leyes y su capacidad para interpretar y explicar de manera clara y accesible las novedades legales la convierten en una referente dentro del ámbito jurídico. Con un profundo interés por la evolución de la jurisprudencia y las políticas públicas, Paula escribe para el diario de noticias legales, aportando su visión experta sobre los cambios legislativos y las implicaciones de las nuevas sentencias. Además, es apasionada de la educación jurídica, impartiendo conferencias y cursos para compartir su conocimiento con otros profesionales del sector.

Alquilar una vivienda parece fácil: contrato firmado, llaves entregadas, y todo listo. Pero la realidad es que este proceso, tanto para propietarios como para inquilinos, está lleno de trampas legales que no siempre se ven a simple vista. Y cuando el lío salta, ya es tarde para improvisar.

Aquí van cinco errores que se repiten con demasiada frecuencia. Y sí, todos tienen solución si se detectan a tiempo.

1. No firmar un contrato por escrito

Sí, aunque suene surrealista, aún hay quien alquila “de palabra”. Todo muy de confianza hasta que surge un problema y nadie recuerda lo mismo. El contrato por escrito no es una formalidad, es tu escudo. Deja claras las reglas del juego, evita malentendidos y protege a ambas partes.

Además, no vale cualquier contrato sacado de Google. Cada caso es un mundo: una vivienda turística no es igual que una residencia habitual, y lo que sirve para un piso en Madrid puede no tener sentido en un pueblo de León. Lo ideal es personalizar el contrato y, si puedes, revisarlo con alguien que sepa del tema.

2. Pasar por alto el registro de la fianza

Según la ley la fianza debe depositarse en el organismo correspondiente de tu comunidad autónoma. No es opcional, aunque muchos propietarios lo ignoran o simplemente no lo hacen por “pereza burocrática”.

¿Y qué pasa si no la registras? Esto conllevará una multa y complicaciones si luego hay que reclamar desperfectos o impagos. En comunidades como Madrid o Cataluña, el trámite es sencillo y hasta se puede hacer online. Cuesta menos de lo que parece y te ahorra problemas más adelante.

3. Incluir cláusulas ilegales o abusivas

Hay contratos que parecen escritos por un sargento. Exigen al inquilino que pinte las paredes al irse, le hacen responsable de reparaciones estructurales o le imponen tres meses de fianza “por si acaso”.

Muchas de estas cláusulas suelen ser ilegales. Y si el inquilino se queja ante un juez, el que sale perdiendo es el propietario. La ley de arrendamientos urbanos no deja mucho espacio para la creatividad en según qué temas. Mejor ceñirse a lo que dice la norma, porque lo que no se ajusta no vale.

4. No declarar el alquiler

El clásico “me ahorro impuestos, total nadie se entera”, hasta que pasa algo. El inquilino deja de pagar, rompe algo o se va sin avisar. Entonces reclamar en un juzgado es prácticamente imposible si el alquiler no está declarado.

Y lo mejor: declarar el alquiler no solo es legal, también tiene ventajas. Puedes deducir gastos, amortizar la vivienda y, en algunos casos, incluso reducir el IRPF si el inquilino tiene menos de 35 años.

5. No conocer los derechos y plazos legales

Este error lo cometen tanto propietarios como inquilinos. Uno quiere echar al otro de la noche a la mañana, o el inquilino se va sin dar el preaviso que corresponde. El resultado suele ser tensión, discusiones y muchas veces, abogados de por medio.

Hay plazos mínimos de contrato, tiempos de aviso para terminar el alquiler, derechos de prórroga automática y todos están regulados por ley. No saberlo no exime de cumplirlo. Una pequeña consulta legal al principio puede ahorrarte muchos disgustos después.

Alquilar una vivienda sin tener claras las reglas del juego es como subirte a una montaña rusa sin cinturón. Puede que no pase nada pero si pasa, lo lamentarás. Tanto si vas a alquilar como si vas a firmar como inquilino, dedica unos minutos a revisar bien el contrato, consultar dudas y dejarlo todo claro desde el principio.

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