El ciberacoso ya no es algo que solo vemos en películas o que afecta exclusivamente a adolescentes en redes sociales. Hoy, cualquier persona con un perfil público (o simplemente una cuenta activa en internet) puede verse expuesta a amenazas, insultos, suplantación de identidad o difusión de contenido íntimo sin consentimiento.
A pesar de que el entorno digital evoluciona a velocidad de vértigo, el sistema legal también ha avanzado y ofrece herramientas concretas para proteger a las víctimas. Eso sí, cuanto antes actúes, mejor. Aquí te contamos cómo hacerlo paso a paso, con cabeza y con respaldo legal.
Reunir pruebas, lo primero y lo más importante
Lo primero que debes hacer si estás sufriendo acoso en internet es recopilar pruebas. Capturas de pantalla, enlaces, correos electrónicos, mensajes privados o perfiles falsos. Si puedes añadir la fecha o certificar la autenticidad de las pruebas con herramientas como eGarante o Safe Stamper, aún mejor.
Un consejo importante: no borres nada, aunque te incomode verlo. Tampoco entres en provocaciones. Es preferible mantener la calma y centrarte en documentar todo lo que ocurra.
Acudir a la vía penal si hay delito
En muchos casos, el ciberacoso no solo es molesto, sino directamente delictivo. El Código Penal español recoge varias figuras jurídicas que pueden aplicarse:
- Amenazas o coacciones, cuando hay intimidación explícita.
- Acoso reiterado, también conocido como stalking, regulado en el artículo 172 ter.
- Calumnias e injurias, si se ataca el honor o la reputación de la víctima.
- Revelación de secretos, cuando se difunden imágenes, audios o información personal sin permiso.
Si reconoces alguno de estos casos, puedes acudir a la Policía Nacional, Guardia Civil o presentar directamente una denuncia en el juzgado. No necesitas abogado al principio, aunque contar con uno especializado puede acelerar los trámites y orientarte mejor.
Medidas urgentes para protegerte
En situaciones graves, la justicia puede imponer medidas cautelares para proteger a la víctima. Estas pueden incluir:
- El bloqueo de cuentas que te hostigan
- La retirada inmediata de contenidos ofensivos
- La prohibición de que el acosador te contacte por redes, email o cualquier medio digital
Este tipo de medidas se pueden solicitar junto a la denuncia penal, especialmente cuando el acoso es sistemático o se intensifica con el tiempo.
El ciberacoso desgasta. Mental y emocionalmente. Por eso es importante buscar apoyo. Existen entidades como el INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), que ofrece atención confidencial y asesoría legal gratuita, o el Consejo General del Poder Judicial, con recursos para víctimas.
Además, muchos despachos de abogados ya cuentan con áreas especializadas en delitos informáticos, donde pueden ayudarte a construir un caso sólido y plantear acciones concretas.
Sufrir acoso en internet no es culpa tuya. Y tampoco tienes por qué soportarlo en silencio. La ley está preparada para actuar, pero necesita de tu iniciativa. Guarda las pruebas, acude a profesionales, denuncia si lo crees necesario y, sobre todo, no te aísles.