Si tienes una empresa, una tienda online o simplemente estás lanzando un proyecto con nombre propio, proteger tu marca en internet debería estar en la primera línea de tu lista. Porque lo que no registras tú, puede acabar registrado por otro. Y entonces vienen los disgustos, las reclamaciones… y los costes.
Hoy cualquiera puede comprar un dominio en tres clics, abrir un perfil en redes sociales con tu mismo nombre o incluso imitar el diseño de tu logotipo. Y si no has tomado precauciones legales, la defensa será cuesta arriba.
Registrar una marca es el primer paso, no el último
El primer paso —y el más decisivo— es el registro de la marca. En España, el organismo competente es la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). El procedimiento es relativamente sencillo y garantiza el uso exclusivo de un nombre en los sectores que se especifiquen. Aun así, son muchos los proyectos que se lanzan sin haberse molestado en comprobar si el nombre está libre o si ya ha sido registrado por otra empresa. Y eso puede suponer desde una advertencia legal hasta la obligación de cambiarlo por completo.
Además del registro nacional, hay opciones para proteger la marca en el ámbito europeo a través de la EUIPO, o incluso en terceros países mediante el sistema internacional de la OMPI. En los negocios digitales, donde no hay fronteras físicas, este tipo de protección ampliada suele ser más que recomendable.
Otro punto clave es la titularidad de los dominios web asociados. No basta con tener el .com o el .es. Muchas veces conviene adquirir también otras extensiones —.net, .org, .eu— así como posibles variaciones del nombre original (con guiones, sin ellos, con errores tipográficos frecuentes…). No es solo una cuestión de imagen: se trata de evitar que alguien los registre para confundir a los usuarios o redirigir tráfico hacia otra página. Existen mecanismos legales para reclamar dominios registrados de mala fe, pero sin una marca registrada, esos mecanismos no sirven de mucho.
La identidad de una marca no termina en el nombre. Logotipos, eslóganes, diseños y otros elementos visuales también pueden —y deben— protegerse. El logotipo, por ejemplo, puede registrarse como marca figurativa. Y el resto de materiales creativos pueden inscribirse en el Registro de la Propiedad Intelectual o, de forma más ágil, en plataformas como Safe Creative. Estos registros permiten acreditar la autoría en caso de plagio o uso indebido, algo especialmente relevante en redes sociales y entornos digitales donde el contenido circula sin control.
Qué hacer si alguien utiliza tu marca sin permiso
En caso de que un tercero utilice una marca ya registrada —ya sea en un perfil social, una tienda online o una campaña publicitaria—, el titular tiene derecho a exigir la retirada del contenido, y puede iniciar un procedimiento legal si fuera necesario. También es posible solicitar directamente a plataformas como Instagram, X, Facebook o Amazon que bloqueen cuentas o productos por vulneración de marca. Suelen actuar con rapidez si se demuestra la titularidad, pero sin un registro legal es poco probable que hagan nada.
Todo esto puede parecer secundario cuando un negocio está arrancando, pero es justo en esa etapa cuando hay más riesgos. Dejar el registro de marca o la protección de dominios “para más adelante” es una forma de asumir que cualquiera puede adelantarse. Y no siempre hay vuelta atrás.
Aunque estos trámites pueden realizarse por cuenta propia, contar con asesoramiento legal especializado marca la diferencia. Un abogado con experiencia en propiedad industrial no solo evitará errores en el proceso de registro; también podrá defender la marca en caso de conflicto. En un entorno donde el nombre lo es todo —desde el posicionamiento en buscadores hasta la percepción del cliente—, protegerlo no es una opción. Es una responsabilidad.
Ochoa Abogados es un despacho especializado en el registro de patentes y marcas en Madrid con amplia experiencia asesorando a empresas y profesionales en todo el proceso de protección legal de su identidad comercial. Desde el análisis previo hasta la defensa frente a terceros, ofrecen un acompañamiento riguroso y personalizado para que ninguna marca quede desprotegida. Porque una buena idea necesita estar bien registrada.