Enfrentarse a una negligencia médica nunca es fácil. Detrás suele haber mucho dolor, incertidumbre y preguntas sin responder. Y si además toca iniciar un proceso legal, la situación puede volverse aún más compleja. Por eso es tan importante saber por dónde empezar y qué pasos seguir para no perder tiempo ni derechos.
Hablamos de negligencia médica cuando un profesional sanitario no actúa según los estándares que se esperan en su campo. Es decir, se aparta de lo que se conoce como lex artis ad hoc (las buenas prácticas médicas aceptadas por la comunidad científica). Esto puede traducirse en un diagnóstico erróneo, un tratamiento mal aplicado, una operación sin el consentimiento adecuado, o incluso una falta de seguimiento que acaba en consecuencias graves.
En España, la Ley 41/2002, de Autonomía del Paciente, establece que todo paciente tiene derecho a recibir información clara y completa sobre su salud y a decidir libremente sobre cualquier intervención médica. Si esto no se respeta, se pueden exigir responsabilidades legales.
Recopilar pruebas, el primer paso
Antes de dar ningún paso legal, necesitas pruebas. Y cuantas más, mejor. Reúne todos los informes médicos, resultados de pruebas, recetas, hojas de ingreso, partes de alta y cualquier documento que respalde tu versión de los hechos.
Además, es fundamental obtener un informe pericial médico ya que un experto externo será quien analice si realmente ha habido mala praxis desde un punto de vista clínico. Sin este informe, avanzar en un proceso legal será muy complicado.
Dependiendo de si el centro médico es público o privado, y de la gravedad del caso, existen tres formas principales de reclamar por una negligencia médica:
1. Vía administrativa
Es la opción si el hecho ocurrió en un hospital público. La reclamación se presenta ante la administración correspondiente (como la Consejería de Sanidad), y si no se obtiene respuesta satisfactoria, se puede acudir a los tribunales contencioso-administrativos.
El plazo es de 1 año desde que se detecta el daño o se estabiliza la lesión.
2. Vía civil
Es la vía más habitual cuando la negligencia ocurre en centros privados. Aquí lo que se reclama es una indemnización por daños y perjuicios, siempre que se demuestre que hubo un error médico y que causó un daño concreto.
Su plazo es generalmente de 5 años, aunque puede variar según el caso.
3. Vía penal
Esta vía es más compleja y se reserva para los casos más graves: lesiones severas o fallecimientos causados por una actuación médica imprudente. No solo se busca indemnización, sino también una sanción penal al profesional responsable.
Es un camino más largo y exigente, pero puede ser necesario si se ha cruzado una línea muy grave.
¿Cuál es la mejor estrategia legal?
No hay una fórmula única que sirva para todos. Cada caso es un mundo: depende del tipo de daño, del centro médico, de los plazos, de las pruebas disponibles… y, sobre todo, del asesoramiento legal que recibas. Por eso, lo más recomendable es acudir a un abogado especializado en negligencias médicas. Este profesional te orientará sobre la vía más adecuada, te ayudará a reunir pruebas y se encargará de los trámites para que no pierdas tiempo ni oportunidades legales.
Tener razón no es suficiente: hay que saber defenderla legalmente. Si crees que has sido víctima de una negligencia médica, actúa cuanto antes. Reúne documentación, consulta con un perito y, sobre todo, ponte en manos de un abogado experto. Solo así podrás elegir la estrategia legal más eficaz para tu caso y reclamar lo que te corresponde.